BUENOS AIRES.- "Puede ser que esté bastante loco, pero para jugar en Boca y en este nivel hay que estarlo". La frase pertenece a Juan Román Riquelme. Luego de siete meses de inactividad, el crack volvió a los entrenamientos y desató una verdadera locura entre los hinchas "xeneizes" .
Unas 700 personas le dieron un marco colorido al primer día de práctica del enganche. Desde muy temprano, los simpatizantes se agolparon frente al portón principal del complejo Pedro Pompilio, a la espera de que se les habilitara el ingreso. Como sólo iban a entrar los socios, muchos jóvenes que no cuentan con esa condición se treparon al paredón para observar lo que pudieran (que seguramente no fue mucho) de la actividad del ídolo.
El grito, junto con otras vivas y voces de aliento, se repitió cada vez que Román pasó trotando al lado de la tribuna y sólo puede compararse con la ovación que se produjo cuando ingresó al campo Carlos Bianchi.
Boca recibirá mañana a Toluca en el debut por la Libertadores. "Nos tocó un grupo difícil. Tenemos la obligación de ganar el miércoles. Hay confianza después del triunfo del sábado. Ojalá terminemos todos contentos. Hay que pensar en cada partido, en su dureza. Pero también en disfrutar lo que jugamos. Creo que vamos a pasar de fase", aseguró Román.
"Hace unos meses no sentía fuerzas para jugar y ahora siento cosas por dentro como años anteriores y eso para mí es muy importante", explicó. Cuando finalizó el entrenamiento, Riquelme se quedó durante 20 minutos firmando las camisetas que le eran arrojadas desde la tribuna, oportunidad que sirvió para que recibiera nuevas muestras de adhesión. Y sí, Román volvió a ser feliz. (Especial-Télam)